miércoles, 9 de junio de 2010

La princesa y el ovillo...

Hace muchos años, cuando el desear aún le ayudaba a uno, vivía un rey cuyas hijas eran todas buenas doncellas, pero la más joven, al ser la mas joven era un tanto la mas caprichosa. Cerca del castillo del rey, había un inmenso y oscuro bosque, y bajo un viejo árbol había una charca, y cuando hacía mucho calor, la hija menor del rey iba al bosque a sentarse junto a su orilla, y cuando se aburría, tomaba un ovillo de oro y lo tiraba en alto para después cogerlo. Y este era su juguete favorito.
Pero sucedió que en una ocasión el ovillo no llegó a las manos que la esperaban, sino que cayó al suelo y rodó hasta caer a la charca. La hija del rey la siguió con sus ojos, hasta que desapareció. Y la charca era profunda, tan profundo que no se alcanzaba a ver el fondo. Ella empezó a llorar, y a llorar más alto y más alto sin llegar a sentir consuelo. Y mientras se lamentaba oyó que alguien le decía:
-”¿Que te sucede, hija del rey?, te lamentas tanto que hasta las piedras te mostrarían piedad.”

Ella miró alrededor buscando hacia donde venía la voz, y vió a una rana sacando del agua su gran cabeza.
-”¡Ah!, vieja corredora de aguas, ¿eres tú?”- preguntó.-”Estoy llorando por mi preciado ovillo de oro, que cayó al fondo”- concluyó diciendo.

-”Quédate tranquila y no llores más”- contestó la rana. “Yo te puedo ayudar, pero ¿que me darás a cambio si te regreso ese juguete de nuevo?”-
-”Lo que tú quieras, querida rana”- dijo ella. -”Mis vestidos, mis perlas y joyas, y hasta la corona de oro que llevo puesta”-
La rana respondió: -”No me interesan tus vestidos, tus perlas o joyas, ni la corona de oro, pero si me amaras y me dejaras ser tu compañera y socia de juegos, y sentarme contigo en tu mesa, y comer de tu plato de oro, y beber de tu vaso, dormir en tu cama junto a tí y un beso de buenas noches. Si tú me prometes cumplir todo eso, yo bajaré y traeré de regreso tu ovillo de oro.”-

-”Oh, claro” – dijo ella, -”yo te prometo cumplir tus deseos, si me la devuelves”-

Ella sin embargo pensaba: -”¡Cómo habla esa tonta rana! ¡Ella vive en el agua junto a l
as otras ranas y sapos y no podría ser compañera de ningún ser humano!”-
Pero la rana, una vez recibida la promesa, metió su cabeza en el agua y se sumergióprofundamente, y momentos después subía nadando trayendo
en su boca la bola, y la tiró al regazo de la princesa. La hija del rey quedó encantada de ver una vez más de nuevo a su juguete, y recogiéndola corrió con ella.

-”¡Espera, espera!”- gritaba la rana. -”¡Llévame contigo, que no puedo correr como lo haces tú!-
Pero ¿de qué le serviría gritar, aún con su croak, croak, tan fuerte como podía? Ella no la escuchaba, y corrió a su aposento y pronto olvidó a la pobre rana, que se vio obligada a regresar a la charca de nuevo.

Al día siguiente, cuando se sentó a la mesa con el rey y los cortesanos, y había empezado a comer en su plato de oro, algo llegó brincando y sonando splash, splash, a las gradas de mármol, y cuando llegó arriba, tocó a la puerta y gritó:

-”Princesa, la más joven de las princesas, abreme la puerta a mí.”-

Ella corrió a ver que había afuera, pero cuando abrió la puerta, encontró a la rana sentada al frente. Entonces ella cerro la puerta a toda prisa, y regresó a sentarse a la mesa y quedó muy asustada. El rey vió que estaba sumamente alterada y que su corazón latía fuertemente y le preguntó:
-”Mi muchachita, ¿qué es lo que te asustó tanto?, ¿está por casualidad un gigante afuera que quiere raptarte y llevarte lejos?”-

-”Oh, no”- replicó ella. -”No es un gigante, sino una horrible rana.”
-“¿Y que hace una rana contigo?”

-”Ah, mi querido padre, ayer yo estaba en la foresta, sentada junto a la charca, jugando con mi querido ovillo de oro, cuándo éste cayó a lo profundo del agua. Y como yo lloraba mucho, la rana me la regresó, y como ella insistía, yo le prometí que podía ser mi compañera, ¡pero nunca
pensé que sería capaz de alejarse de sus aguas! Y ahora está ahí afuera, esperando a que la deje pasar”-
Mientras tanto la rana tocó a la puerta por segunda vez, y gritaba:
-¡Princesa! ¡La más joven de las princesas!
¡Ábreme a mi la puerta!
¿Recuerdas lo que me dijiste
ayer en las frescas aguas ?
¡Princesa, la más joven princesa!

¡Ábreme a mi la puerta!

Entonces dijo el rey:

-”Lo que tú has prometido, debes cumplirlo. Ve y déjala entrar”-

Ella fue y abrió la puerta, y la rana saltó y la siguió a ella, paso a paso, hasta su silla. Entonces, cuando la princesa se sentó, la rana gritó:
-”Levántame para estar a tu lado.”-

Ella no actuaba, hasta que el rey le ordenó hacerlo. Cuando la rana ya estaba en la silla, le pidió estar en la mesa, y una vez en la mesa dijo:

-”Ahora, empuja tu plato de oro más cerca de mí de modo que podamos comer juntos.”-

Ella lo hizo, pero fue fácil ver que lo hacía sin su voluntad. La rana disfrutó de la comida, pero casi todos los bocados que la princesa tomaba, la estremecían. Al final dijo la rana:

-”Ya he comido y estoy satisfecha; ahora estoy cansada, llévame a tu dormitorio, alista tu sedosa cama, y ambos iremos a dormir.”-
La hija del rey empezó a llorar, porque tenía miedo de la fría rana que ella no quería tocar, y que iba ahora a dormir en su preciosa y limpia cama. Pero el rey se molestó y dijo:

-”Aquel que te ayudó cuando estuviste en apuros, no debe ser decepcionado por tí.”-

Así que ella tomó a la rana con sólo dos dedos, la llevó arriba y la puso en una esquina. Pero cuando ella se metió a su cama, la rana sigilosamente se le acercó y le dijo:

-”Estoy cansada, quiero dormir tan bien como tú, levántame o se lo diré a
tu padre
A regañadientes la tomó en sus manos y la recosto a su lado.

-”Recuerda pequeña princesa el beso que me prometisteis.”

Entonces ella se enfado terriblemente, y con un gesto de asco la tomo entre sus manos y beso su pequeña cabeza.

-”Ahora te estarás quieta, odiosa rana.”- dijo ella.

Pero cuando la soltó ya no era una rana, sino un encantador príncipe de bellos modales recostado junto a ella.

Entonces él le contó cómo había sido hechizado por un malvado brujo, y cómo nadie lo había sacado jamas de la charca, excepto ella, y que mañana podrían ir juntos a su reino. Ambos fueron a dormir, y a la mañana siguiente, al levantar el sol, llegó un carruaje con ocho caballos blancos, con plumas blancas de avestruz en sus cabezas, y con arreos con cadenas de oro. El carruaje condujo al príncipe a su reino.
Y fueron felices y comieron perdices...



Todos recordamos los cuentos de antes de irnos a dormir de nuestra infancia. El zapato de la Cenicienta, la rana que se convierte en príncipe(coincidencias de la vida que fuera mi favorito), la Bella Durmiente que se despierta con un beso. Érase una vez… y entonces vivieron felices y comieron perdices… Cuentos de hadas, la base de los sueños. El problema es que los cuentos de hadas no se hacen realidad. Son las otras historias, las que empiezan con noches oscuras y tormentosas y terminan terriblemente. Son las pesadillas, que siempre parecen volverse realidad. A la persona que inventó la frase “felices para siempre” deberían darle una patada en el culo bien fuerte.

Érase una vezfueron felices y comieron perdices… las historias que contamos son materia de sueños. Los cuentos de hadas no se hacen realidad. La realidad es más atormentante… más turbia… Da más miedo. La realidad es bastante más interesante que un vivir felices y comer perdices.


sigo anhelando mi pequeño ovillo de oro...

4 comentarios:

Nusayax dijo...

La realidad es bastante más interesante que vivir felices y comer perdices. <- eso se parece mogollon a una frase de Grey's Anatomy hahahaha

Orión dijo...

esa frase fue la que me hizo pensaR!!
por dios que dejen de pasar los mismos capitulos un a y otra vez xq chiflo ya!!hhahaahahahhahah

Lara Von Achterdeck dijo...

pues para eso esta muy bien este libro de feministas incendiarias:
http://www.mujeresenred.net/IMG/pdf/lacenicientaquenoqueriacomerperdices.pdf

David dijo...

Millones de niñas han leído este cuento y aún ninguna se ha dado cuenta que al príncipe hay que buscarlo entre las ranas...